jueves, agosto 17, 2006

Mis Hijos

Jueves 09 de marzo 2006

Me siento como si estuviera embarazada y esperara impacientemente la llegada de mi retoño. Y es que voy a entrar al mundo de la “Gaternidad” (como dice mi amiga Paola). Es que voy a ser madre de dos hermosos gatitos. Ellos están siendo criados en este momento por mi abuelita (materna) Inés. Y como recién están aprendiendo a comer solitos. Esperaré unos días más para llevarlos a su nuevo hogar.

De ahí que me siento entusiasmada como si estuviera embarazada. Al igual que la llegada de un bebé, yo también debo preocuparme de las cosas mínimas que van a necesitar mis niños.

Lo principal: Su cama. El lugar donde pasarán sus días de frío y calor. Estoy pensando por mientras (hasta que pueda comprar una de esas camas afelpadas que venden) colocarlos en una caja más o menos grande. Tiene que ser un lugar confortable para que sea apetecible dormir ahí. Que no tengan necesidad de buscar mi cama. Aunque igual si me van a ver los dejaré escalar por mi colcha hasta llegar a mí. Los abrazaré y de seguro los dejaré que se acuesten a mi lado, o sobre mi almohada o sobre mí.

Voy a buscar en casa de mi tía unos tiestos (de los muchos que compré cuando vivía allá para los gatos que criamos allá) y lo llevaré a mi casa. Compraré un tarro bien grande plástico con tapa (como el que tiene Iván) para guardarles su comida. Ayer estuve mirando el alimento para cachorros. También tengo que empezar a comprar leche para tenerles su platito todos los días.

Necesito un cepillo para cepillar su pelaje y mantenerlo, suave y libre de pelos sueltos. Se nota que estoy entusiasmada ¿no?

En casa de mi tía está la bandeja que será su baño (allá ya no la usan). Así que compraré arena sanitaria para que hagan sus necesidades. Quiero que se acostumbren a su baño y así no me estropeen el pasto y mis plantas.

Ya me imagino acariciándoles la guata, cuando estén panza arriba. ¿Sabían que los gatos demuestran su confianza en ti, ofreciéndote la pancita? Ellos sólo te ofrecen su panza cuando confían en ti y quieren que les hagan cariño.

Ya tengo desde hace más de un año, unos troncos de cuando podé mi árbol de la calle. Los guardé especialmente para que mis querubines se puedan afilar las uñas (y así no busquen la madera de los muebles para ello).

Estoy impaciente por tenerlos ya en mi casa. Ellos me van a acompañar y se pondrán felices cuando llegue a casa. Sé que me recibirán con sus maullidos y estableceremos un diálogo de palabras y maullidos. ¿Les dije que era una parejita? Claro que cuando ella crezca tendré que operarla, porque no puedo mantener un regimiento de gatos aunque quisiera. Él ya tiene nombre. Se llamará Horacio. Es rubio atigrado. Ella es blanca con manchas plomas y amarillas. Todavía no le encuentro un nombre digno. Es que tengo que observarla más. Tengo que estudiar su comportamiento para encontrar el nombre exacto.