jueves, abril 06, 2006

Las Revistas

Miércoles 12 de Marzo 2003
A mi papá le gustaba mucho leer. Tenía una gran colección de libros. Siempre fue un buen lector.

Pese a que sólo llegó a sexto básico era muy culto. Sabía de muchas cosas y es que además tenía un hobbie, a parte de leer libros, llenar crucigramas y puzzles, coleccionaba estas dos revistas y no se demoraba nada en llenarlas. Sabía tanto de personajes de la historia, como de geografía, hasta sabía los nombres de los Ríos que hay por todo el mundo. Cuando nos veía llenando puzzles y nosotros no sabíamos la respuesta, nos pegaba una cachetada en la cabeza y nos decía “tooooorpe” y nos daba la solución.

Una vez pasó un apuro económico y vendió gran parte de sus libros (debe haber sido una situación extrema como para deshacerse de su tesoro), pero no los vendió todos, se dejó para sí las mejores obras, entre las que contaban Víctor Hugo, Tolstoi y Dostoievsky. También compró, años después, una colección de 100 obras de Salvat. Yo cuando tenía 18 años empecé a leerlas pero nunca las terminé, llegué hasta el cuarenta y tantos.

De él sacamos el hábito por la lectura. Él inconscientemente, nos inculcó sin palabras ese hábito, al comprarnos revista que había en los quioscos, por eso Héctor e Iván son fanáticos de los Comics y tienen un arsenal tremendo de esas revistas, Superman, Batman, Super héroes Marvel, etc. Yo también soy coleccionista pero de otro tipo de revistas, lo mío son las revistas de Tarjetería Española (que aprendí a hacer), de decoración de tortas y de cocina. También compraba la revista Ideas y la Práctica, pero desde que estoy en vacas flacas dejé de comprarlas.

Cuando era chica, mis hermanos se pasaban el día leyendo, en cambio yo, tenía que ayudar a hacer las cosas de la casa (porque mi tía con su mentalidad machista decía que la mujer tenía que hacer todo y a los chiquillos no los dejaba hacer nada). Una vez me pilló leyendo una revista de ellos y cuando me vio que estaba en eso, me quitó la revista de las manos y la rompió en mil pedazos. Yo me fui a hacer lo que me ordenó, pero me fui muy triste porque sabía que los chiquillos no me prestarían más revistas. De hecho Héctor se enojó mucho y sacó la revista de la basura para pegarla con scotch, pero ella lo amenazó diciéndole que si la pegaba y la sacaba de la basura lo iba a coscachear. Desde ese día yo sólo podía leer revistas cuando mi tía estaba trabajando.

Héctor e Iván son muy cultos, saben muchas cosas, a mi me gusta escucharlos conversar porque hablan de todo. Pero lo que más me gusta es cuando comentan libros, yo también a veces meto la cuchara y puedo opinar. Aunque yo no me considero culta para nada, porque hay muchas cosas de las que no sé. De hecho, cuando estaba en la escuela era tan floja que ni los trabajos de investigación hacía, entonces hay muchos vacíos en mí. Pero tampoco es culpa mía porque los profesores que enseñaban Historia no lo hacían de forma didáctica y entretenida.

Siempre comento la misma historia. En el liceo todos los años para el 21 de Mayo había un día completo, de actividades extra programáticas, ese día se dedicaba a aprender La Guerra del Pacífico (jamás pude grabar en mi memoria que existieron 5 campañas, tampoco las entendía, por eso seguramente no las aprendí) cuando años más tarde, leí el “Adiós, al Séptimo de Línea” recién me interioricé de qué se trataba la guerra y me di cuenta que la “Batalla de La Concepción” no fue en “Concepción” sino en Perú y que fue parte de la Guerra. Menos mal que mi compañera la Quenita siempre me soplaba y así no me iba tan mal.

En cambio los chiquillos eran estudiosos, leían la revista Mampato completamente. Esa revista era muy educativa e instructiva, tenía historietas (Mampato y Ogú de la cual sacaron la película) Máximo Chambónez, El Agente Nick Furi, Ferrilo y otras más que no recuerdo, tenía reportajes de la historia universal, tenía información de descubrimientos, enseñaba a hacer cosas de cartón o papel, tenía cuentos cortos, publicaban también una canción con la letra y los acordes para tocarlos en guitarra, hasta eso enseñaban y tantas otras cosas. Yo, me dedicaba sólo a leer las historietas que me gustaban y a leer la receta de cocina. Si hubiese leído todo sabría de muchas cosas.

En fin, gracias a mi padre somos apasionados por la lectura. Cuando estaba trabajando en la Universidad, me hice el propósito de comprar un libro mensual, me costaba mucho hacerlo porque el sueldo era bajo, pero con esfuerzo los podía comprar. Como trabajaba en el área de Adquisiciones, libro que caía en mis manos para la escuela de Psicología, lo apuntaba en un papel para comprarlo en cuanto pudiera. Adquirí para mi colección varias obras. Confieso que prefiero los libros de ayuda psicológica a las novelas.

Iván con sus más de 500 libros gasta una enormidad, pero no se trata sólo de comprar, sino que también de leer, luego me recomienda los que le parecen mejores.

La Biblioteca que construimos ya se hace chica para tantos volúmenes.

En fin… leer es no estar nunca solos. Cuando necesites compañía ahí estará el libro, que te llevará por hermosos senderos de la imaginación y te transportará a través del tiempo y del espacio… por eso… a mí me gusta tanto leer…

1 Comments:

Anonymous Anónimo Opinó...

Hola Angelica!
HE vuelto despues de una ausencia que tuve. Saludos.

07 abril, 2006 22:40  

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