martes, marzo 28, 2006

El Viejito Pascuero

Diciembre de 2002
Cuando éramos niños recuerdo que siempre en los días previos a la Navidad, mi papi, se sentaba en el sofá del living de la casa y nos reunía a los tres a su alrededor. A mí que era su regalona, me sentaba en una de sus rodillas y nos hacía mirar un viejito pascuero de plumavit que colgábamos siempre de la cortina del ventanal del living y nos preguntaba con mucho amor qué queríamos que el viejito pascuero nos trajera para la Navidad.

Yo, que era chiquita, tendría unos cuatro o cinco años, miraba fijamente ese dibujo y como si él pudiese escucharme, le decía: (con voz infantil) – “yo quiero... un juego de ollitas...”, creo que en ese tiempo no sabía aún que esa sería mi vocación.

Era tal la fe que ponía a mi petición que cuando llegaba la hora tan esperada por mí (y creo que por mis hermanos también) corríamos al arbolito de pascua y buscábamos con entusiasmo y alegría nuestros regalos, rasgándolos apresuradamente para comprobar que ese viejito colgado en la ventana nunca dejaba de escucharnos y siempre nos traía lo que tanto ansiábamos, y dichosos y eufóricos mostrábamos nuestros regalos a mi papi, sin saber que ese viejito al que sólo veíamos en Diciembre, siempre estaba con nosotros...