martes, marzo 28, 2006

La Cena de Año Nuevo

Jueves, 02 de Enero de 2003


Son las 16:00 horas. Recién llego del trabajo y no me queda ni un minuto para descansar. Es que es víspera de fin de año, tenemos invitados que atender y delicias que preparar. Lo primero echar a cocer las lentejas. No podemos comenzar un año sin comernos una cucharada de lentejas que simbólicamente representará la abundancia y que no faltará el alimento en nuestra mesa.

¿Pongo la olla con agua para preparar el cola de mono? Mmmmm, mejor no, todavía queda cole mono de la navidad, entonces mejor no preparar más, le diré a mi tía que mejor lo preparemos cuando venga Héctor para las vacaciones en una semana más. Sigamos entonces con la torta, si… hay que rellenarla, será de bizcocho y hojarasca, las hojas las compramos en el supermercado, entonces intercalaré hojas entre los bizcochos y la rellenaré con crema y piña y una capa de manjar. La mojaré con el jugo de la piña y le pondré un poco de pisco para darle sabor. No puedo dejar de hacer una torta para las festividades, es la tradición familiar y si no la hiciéramos mi tía andaría con el caracho todo el año. Entonces, mejor darle en el gusto.

Una vez terminada la torta, ¿por dónde seguir? ah… armaré las lentejas, prepararé un pino de cebolla frita y aliños y le agregaré el arroz. Una vez cocida la quitaré del fuego para dar espacio a las demás preparaciones. Ya son las cinco y media, no alcancé a hacer más cosas y mi tía Haydée ya está en casa. Después de refrescarse un poco con un vaso de cola de mono bien heladito, se cambia de ropa y comienza con el Fricasé.

¡Oh! El Fricasé es un plato exquisito, digno de una celebración de fin de año, ¿o será que a nosotros nos parece digno de eso porque mi abuelita lo preparaba para los años nuevos?, claro que tan seguido tampoco lo hacía, pero sí que era una vez al año. A todos nosotros nos encantaba, es un plato que lleva papas fritas y pan frito.

Este año mi tía lo preparará y por el sólo hecho de prepararlo ya es una fiesta para nosotros.

Comienza pelando las papas que luego picaremos muy delgadas y freiremos. Pica la carne en cuadraditos medianos, como los de un Ajiaco, le pone mucho ajo picado y aliños (pimienta, comino, sal y orégano). Ya empieza a salir un olorcito que impregna toda la casa y abre nuestro apetito. Mientras esto se cocina ella pica cebolla en cuadritos y pica también zanahoria en cuadritos pequeños. Aparte ha puesto a cocer arvejas. Cada vez que mi tía prepara este plato, Iván va a mirar la olla y revuelve de vez en cuando la carne para que se dore por todos lados. Cuando tiene hambre saca una mitad de pan marraqueta y se roba unos trozos de carne a medio morir saltando y los echa en el pan, luego huye del lugar porque mi tía si lo descubre se enoja. Menos mal que no está Héctor porque haría lo mismo, así como cuando mi tía freía el pescado los días domingo luego de llegar de la feria y mi papi le “robaba” una presa y se arrancaba. Él esperaba a que ella estuviera de espaldas a la paila donde freía y a la bandeja donde iba dejando las presas ya fritas. En cuanto ella estaba desprevenida pasaba por ahí, estiraba la mano y se iba con la presa cual gato ladrón. Luego se iba a esconder a su pieza o a otro lugar y nos llamaba a los tres para convidarnos. Nosotros nos quemábamos la boca al comer apresuradamente una presa clandestina que estaba hirviendo. Pero era delicioso probar el pescado con los dedos de mi papi.

La cebolla ya se ha incorporado en la olla junto con la zanahoria, ahora a esperar que se cocine un poco. Le agrega vino blanco y tapa la olla. La dejamos cocinar a fuego lento largo rato. Mientras tanto vamos preparando la entrada. Centolla desmenuzada y mezclada con mayonesa, todo esto envuelto en un rollito de jamón. Le acompañarán hojas de lechuga, aceitunas, machas, langostinos y choritos en aceite. Los mariscos irán dentro de la hoja de lechuga, la escarola, esas que parecen repollos. También le pone una rebanadita de tomate para darle color. La presentación es hermosa y el sabor…

Las arvejas ya se cocieron y junto con el líquido de su cocción se echaron en la olla con la carne. Luego agrega las papas fritas y el pan frito y quiebra dos huevos, los que se revuelven y mezclan con todo lo que hay dentro. Queda un plato seco delicioso porque las papas y el pan frito absorben el líquido de la cocción. El aroma es exquisito. Despierta el apetito, con razón al tío Hugo le fascinaba, por eso siempre mi tía decía “no se coman el fricasé que quedó en la olla porque es para su tío Hugo” pero igual lo comíamos porque no podíamos resistir a la tentación.

Iván prepara el ponche de duraznos con vino blanco y azúcar. Está heladito.

Ya empiezan a llegar los invitados, mi prima Mirtha trae una botella de pisco sour de su propia preparación. Y comienza la fiesta. Pongan la uva cerca, hay que comerse doce granos de uva para la suerte. Hay que tener plata en los bolsillos para que tengamos plata todo el año, hay que echar un diente de ajo en la chauchera para tener plata (uf! Este año se me fue la plata por entre los dedos, así que me echo dos dientes de ajo de los más grandes) el problema es que después no puedo abrir la chauchera porque el aroma…

Tantas cosas que hacer. Beber champagne y pensar en la persona amada, dar el primer abrazo a un hombre para encontrar pareja, puras leseras no más, pero igual las hacemos. En fin los ajetreos de fin de año son muchos.

Por fin dan las doce, todos a abrazarse, en la radio comienza el Himno Nacional, el que sólo escuchamos a fin de año y en las cadenas televisivas cuando el Presidente se dirige al país.

Suenan los petardos, los perros se vuelven locos ladrando.

Comienza un nuevo año, no sabemos qué nos deparará pero sí, ansiamos internamente que se acabe luego, porque así mi tía, podrá deleitarnos una vez más, con la exquisitez de su Fricasé…