miércoles, marzo 22, 2006

Piriápolis

28 de Septiembre de 2002


Piriápolis es un Pueblo chiquito ubicado al Este de Montevideo, es un balneario muy tranquilo y la Rambla que hay ahí es muy hermosa. A pesar de que las nubes no me dejaron ver el arrebol en toda su magnitud, se veía un cielo muy hermoso, invadido constantemente por negras nubes cargadas de agua que amenazaban con bombardearnos en cualquier momento. Era hermoso ver los escasos rayos del sol filtrarse por entre medio de esa nubosidad, dando un espectacular colorido en diversas tonalidades de grises. El viento, suave y frío me golpeaba la cara dejándome las mejillas frías y pálidas.

La Arquitectura en el país llamó mucho mi atención, todas las casas distintas unas de otras, algunas construidas de ladrillo, cuyo tamaño era inferior al típico ladrillo de aquí. Otras eran de piedra, como las casas que vemos en la costa. Los techos resplandecían con sus tonalidades terracota y naranja, eran tejas de fuertes colores debido a la humedad del ambiente. Pero no todas las casas tenían tejas, también había zinc en menor grado y había unos techos que llamaron en especial mi atención, eran unos entretejidos de paja y barro cuya altura no era la forma habitual de las techumbres, éstos empezaban más o menos en la mitad de la altura de la vivienda, daba el aspecto de las casas de cuentos que se ven en el bosque, como la casa de los Pitufos por ejemplo. Yo veía en ellas una forma como de hongo, eran lindos, muy verdes y sobre ellos crecía musgo y pasto, insisto en que parecían casas de cuentos de hadas insertadas en medio del bosque. Estos techos eran aislantes del frío y del calor.

La mayoría de las casas estaban bautizadas, tenían un nombre. Nuestra casa, la de Gonzalo y yo, se llamaría “Los Enamorados” y tendría grandes jardines y mucho prado y árboles.

Las casas estaban bastante aisladas unas de otras, no vi ninguna casa “pareada”, tampoco había rejas que las separaran. Quisiera tener plata para poder construir “Los Enamorados” y me gustaría que fuese una casa-Residencial donde pudiera recibir a todos mis seres queridos que visitaran Uruguay.

Piriápolis es el sueño de lugar para descansar y admirar la naturaleza y el Río, el gran Río de la Plata. Los Eucaliptos embriagaban con su aroma el ambiente de día y de noche. Oh! Piriápolis, quiero volver allá, no tan solo por tu hermosura, sino también por los recuerdos que allá dejé.