martes, marzo 21, 2006

La Familia

24 de Abril de 2002

¿Cómo empezar?... Mis padres se separaron cuando yo tenía como 5 años, Iván tenía 3 y Héctor 6. Nunca vi maltrato verbal ni físico que mi padre haya tenido con ella (mi madre). Pero sí vimos que ella tenía otro hombre y que se paseaba y salía con él. Ese hombre que ella tenía era un amor pasado que había tenido y probablemente fuera el amor de su vida, de otra forma no me explico el porqué de su elección. Nosotros sufríamos al ver esto y odiábamos a ese hombre. Y siempre llorábamos y clamábamos por nuestro papá que siempre estaba trabajando y que incluso quizás ni se enterara de su infidelidad.

Pues llegó el momento en que mi padre nos reclamó ya que siempre fuimos lo más importante en su vida. Ellos se separaron de hecho (nunca se anularon) y ella nos entregó a su cuidado aconsejada por el mismo Juez quien le dijo que nos entregara a nuestro padre porque él como hombre, pronto se aburriría de cuidar tres cabros chicos y a la larga nos devolvería a ella. Ella firmó un documento en el cual se declaraba incompetente como madre y ante este hecho nos fuimos a vivir a casa de mis abuelitos paternos.

Ellos eran viejitos cuando llegamos allá, en realidad no lo eran tanto, pero para nuestros ojos infantiles los veíamos viejitos. De la unión de ellos nacieron varios hijos: Mi tío Hugo (fallecido el año pasado); mi papá, Héctor (fallecido hace 16 años); mi tío Jorge (fallecido hace 20 años) y mi tía Haydée con quien vivo y quien se hizo cargo de nosotros a la edad de 30 años, ella nunca se casó y siempre cuidó de nosotros como una verdadera madre. Sólo que le faltó un poquito de calor maternal, pero no importa, lo importante es que gracias a ella somos lo que somos.

Mi tía siempre se preocupó de todo, de los estudios, la salud, la casa, etc. En principio éramos ocho en casa: mis abuelitos, mi tía Haydée, mi tío Jorge, mi papá y nosotros tres. Para qué voy a contar lo terribles que éramos, sobre todo Héctor, el mayor. Pero eso será cuento de otra historia.

Cuando Héctor (37 años) terminó la enseñanza media postuló a la Universidad de Talca que era donde teníamos familiares y podría estudiar. Es profesor de Castellano, se enamoró y se casó con una chica de allá, mi cuñada Elsa (Elsy) que también es profesora de Castellano. Tienen 2 hijos: Diego de 10 años y Claudia de 5 (ella es mi regalona y mi ahijada). Actualmente viven allá.

Iván tiene 34, es soltero, trabaja en el Banco de Chile, estudia Ingeniería en Gestión Informática, es un poquito mañoso y mal genio, pero muy buen chico, de buenos sentimientos, sano de espíritu y muy noble. Vive conmigo y mi tía Haydée.

Mi tía Haydecita, que es como mi madre, tiene 60 años, trabaja en Chilexpress, nunca se casó ni tuvo hijos, pero a quien Dios no le da hijos le da sobrinos y sobrinos tiene muchos.

Mi tío Hugo, el que falleció el año pasado, falleció el mismo día de mi cumpleaños, por lo que nunca me olvidaré de él, además que a mi me quería mucho y podría afirmar que era su sobrina favorita. Me decía Angeliquita. Él tenía muy buen humor. Estaba casado con mi tía María a quien vamos a visitar desde el fallecimiento de mi tío cada 15 días, ellos tuvieron una hija llamada Leyla (32) que se casó, se separó y tiene un niño de 5 años, Yerko (también sobrino preferido mío y ahijado).

Tengo otros tíos y muchas primas que también tienen sus respectivos hijos. En la familia soy la única mujer que no tengo hijos.

Para qué decir cómo adoro a mi familia, me encanta invitarlos, organizar celebraciones de cumpleaños y cosas por el estilo. La última celebración en grande que hicimos fue para el cumpleaños número 60 de mi tía Haydée, aunque no fue como queríamos celebrarlo porque mi tío Hugo llevaba recién 3 meses de fallecido.

Mi padre murió cuando yo tenía 19 años. Yo era su predilecta, debe haber sido porque era la única mujer, me quería mucho. Él nunca rehizo su vida, ni buscó otra mujer. Creo que sufrió. Se emborrachaba todos los fines de semana y eso no me gustaba. Debe haber ahogado un poco su tristeza con el alcohol.

Mis hermanos y yo somos muy unidos, terriblemente unidos, nos queremos ene y siempre nos apoyamos en todo.

De mi madre nunca más supimos… en realidad, si supimos pero nunca la volvimos a mirar, no la saludamos ni le hablamos. Ella después de la separación se unió con ese hombre y tuvo dos hijos más a los que tampoco hablamos ni miramos. El único nexo maternal que existe es mi abuelita Inés que es su madre y que siempre nos visita y está con nosotros y siempre la invitamos a pasar las celebraciones en nuestra casa. Ella, mi abuelita adoraba a mi papá y es que mi papi era muy bueno y cariñoso también con ella.

Eso es lo que puedo contar por el momento de mi familia… después voy a seguir contando de mis otros primos y tíos que no aparecen nombrados aquí pero que son igual de importantes.